miércoles, octubre 07, 2015

DIARIO DE UNA TARDE




                                 Imagen traída de http://aranitacampena.blogspot.com.es/ 

                                                 Viernes 2 de octubre de 2015

Carmen y yo llegamos antes de  la  hora y después de una pequeña vuelta en busca de un aparcamiento, encontramos con toda faciliad, gracias a Carmen,  el edificio de Caja Círculo, en la calle Julio Saéz de la Hoya. Ya me habían indicado que en este lugar, todos los viernes,  hay concierto de música. Tanto Carmen como yo, lo apuntamos en la agenda de nuestros pensamientos.


Decidimos tomar algo para hacer más corta la espera. Buscamos un bar  y allí tuvimos la grata sorpresa de comprobar que se nos habían adelantado  Mayca, Pedro, Paloma, el presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de  Burgos y algunos más. Entre ellos Diego Fernández Magdaleno a quien nos presentaron. Después de reponernos con la invitación de Pedro,  nos acercamos a la puerta de entrada.  Me alegré de ver de nuevo a Óscar Esquivias y también a Esmeralda y Andrea. Otra vez saludos y palabras que iban de una a otra, al son de nuestra cuerdas vocales. Al poco llegó María Ángeles, saludos y puesta al día. La puerta seguía cerrada para nosotras, aún no era la hora, pero la espera no se nos hizo larga, entretenidas como estábamos con nuestras chácharas.


Ya dentro del acogedor recinto, nos recibió   una mesa pequeña y  un gran piano que ocupaba  el centro del escenario. Desde un principio me atrajo ese piano. Hubo presentaciones y después la mesa quedó con dos sillas ocupadas  por Diego Fernández Magdaleno y Pedro Ojeda Escudero, los dos, como buenos amigos que nos demostraron ser, nos hablaron en animada charla, de la vida, de la muerte, de la escritura,  de la duda y en especial, del paso del tiempo.



Preguntas y respuestas se iban sucediendo por ambos lados, donde se volcaban, ideas, reflexiones, sentimientos y emociones, en esto del escribir, unidos en el caso del autor del Tiempo incinerado, de una forma muy especial a la música, las dos pasiones que dan sentido a  su vivir.



Se hicieron preguntas por parte del público y se comprendió mejor la lectura de su Diario, porque Diego Fernández Magdaleno nos habló, al numeroso público que llenaba la sala, con toda sencillez y sinceridad, de su forma de comprender el día a día, con  sus avatares e incertidumbres, como ser humano que es y eso que para finalizar y después de un pequeño concierto, especial para nosotros, lo imaginé divino  y fuera del alcance de los mortales. Las  notas que iban llenando el espacio que nos unía, en nuestras individualidades, me pareció tan sublime, como fugaz y eterno a la vez, porque siempre lo guardaré en mi recuerdo de la tarde, ya noche,  de este 2 de octubre de 2015 en Burgos.



Luz del Olmo       

Etiquetas: ,

5 Comments:

Blogger María Pilar said...

He leido la crónica en el blog de Mª Ángeles y esto me ha servido de colofón. Al final tengo la información como si hubiera estado ahí.
Besos Luz

miércoles, 07 octubre, 2015

 
Blogger Pedro Ojeda Escudero said...

Una velada inolvidable. Gracias por acercarte para compartirla.

jueves, 08 octubre, 2015

 
Blogger la seña Carmen said...

Por activa y por pasiva se nos repitió varias veces que no grabáramos en ningún soporte la actuación de Diego. Entiendo perfectamente los motivos, hay momentos que son para vivirlos una vez, y yo amplío el espectro y digo que sí, que hay momentos que se guardan y se disfrutan íntimamente en el corazón.

Una tarde irrepetible.

viernes, 09 octubre, 2015

 
Blogger Abejita de la Vega said...

Libro, diálogo, piano.

Nunca olvidaremos la tarde del 2 de octubre. ¡Cuánto hablamos en ese poco tiempo de espera al fresco! ¡Que no al frío!

Un abrazo, hablamos, que es algo que nos gusta un poquillo.



viernes, 09 octubre, 2015

 
Blogger Kety said...


Cómo me hubiese gustado compartir ese momento. (envidia sana)

Un abrazo

jueves, 15 octubre, 2015

 

Publicar un comentario

<< Home